Un café compartido en medio de alguna pausa en las actividades, una conversación en el almuerzo, coincidir en las mismas experiencias en algún taller, re-encontrarse con colegas conocidos hace años… de eso también se trata la Escuela de Invierno del Magisterio, una de las tantas actividades en donde el gremio docente se encuentra y construye fraternidad al alero del Colegio de Profesoras y Profesores de Chile.
Esa fraternidad se vive desde antes de que comience formalmente la Escuela misma. Decenas de maestras y maestros de todo el país arribaron a La Serena el domingo 2 de julio, en la jornada previa al día de inicio formal de la instancia. En la tarde-noche, muchos de ellos se reunieron en la sede regional del Magisterio, ubicada exactamente al frente del Teatro Municipal y del Liceo Gabriel Mistral, dos de los lugares de conferencias, talleres y actividades.
¿De qué comuna es colega?, ¿cómo estuvo el viaje?, ¿un cafecito, colega? Esas eran algunas de las preguntas típicas, mientras profesoras y profesores se acomodaban en sillas, sillones y, sobre todo, en una mesa con características de comercial de cierta marca de té. Algunos llegaron en bus, unos cuantos en avión, un par manejó más de mil kilómetros hasta La Serena, pero al llegar las distancias y las horas dieron lo mismo: lo importante era y es encontrarse, dialogar. Fraternizar.
Y así también pasó el primer día. Un dirigente nacional rellena desde el escenario ante algún atraso preguntando de qué comuna vienen los asistentes y se forman las barras. De Puerto Montt son varios, otros tantos de Ovalle, unos segundos después alza la mano quien viene de Arica. No faltan los santiaguinos.
Todos los asistentes salen al frontis del Liceo Gabriel Mistral para participar en el lanzamiento de la campaña para renombrar la Región agregándole el nombre de la Premio Nobel. Se reparten las banderas, ensayan un grito. Terminadas las palabras oficiales, estallan los Ce hache í, chi, ele e, le, chi, chi, chi, le, le, le, profesores de Chile… con Gabrieeeeela. Aflora la creatividad en otros tantos gritos y luego los grupos que ya son varios se dirigen al café de la mañana.
Así mismo sigue la jornada. En el almuerzo, en los talleres, en la proyección de cine. Qué decir del momento de la cena, donde las risas y la conversación se extienden y se mezclan. Es que esto también son las Escuelas del Colegio de Profesoras y Profesores y esto es también esta Escuela de Invierno: un espacio para construir fraternidad gremial.
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