Presentado en diciembre del 2022, el Centro de Experimentación Pedagógica de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (CENEPU – UMCE) ya publicó su primer material docente, el «Cuadernillo Nº1: fundamentos, orientaciones y ejemplos de nuclearización curricular», que aborda una estrategia de interpretación y reelaboración curricular cuya formulación inicial surgió desde el Departamento de Educación del Colegio de Profesoras y Profesores de Chile.
Miguel Caro Ramos es el actual Coordinador del CENEPU – UMCE y anteriormente trabajó en el Departamento de Educación del Magisterio, precisamente en el equipo que formuló originalmente la propuesta de nuclearización curricular. Ante el lanzamiento de este Cuadernillo, conversamos con él sobre los alcances de esta publicación.
¿Cuál es la importancia que le dan a la nuclearización curricular que los lleva a editar este cuadernillo?
Tiene que ver con que nosotros entendemos que tenemos en Chile una crisis de paradigma educativo-pedagógico, no es solo una crisis de modelo educativo en términos generales, de sistema, sino que hay una crisis de paradigma pedagógico en el sistema educativo chileno, que es muy profunda y que tiene por lo bajo 30 años y que está relacionado con que las políticas educativas y las políticas de los organismos internacionales, entre ellos el Banco Mundial, produjeron una idea de educación y pedagogía donde separan, en el trabajo de los profesores, la dimensión «pedagógica» de la dimensión «curricular».
Así, le llaman pedagogía a hacer clases en el aula y a pensar en el cómo hago las clases, vale decir, instalan la pedagogía en la dimensión del «cómo», del como hacer algo. Ese algo lo entienden como algo dado, vale decir, el contenido que tienen que enseñar, el contenido de la experiencia educativa viene dado, pero no es objeto de reflexión pedagógica por parte de los profesores, porque su reflexión solo se sitúa en torno a los medios.
Ese otro componente, el llamado currículum, el qué y el para qué de la enseñanza, queda separado de la pedagogía, y al quedar separado de la pedagogía eso hace que la profesión docente comience a perder sentido, porque como profesor estoy permanentemente tratando de resolver problemas que ya no tienen que ver con qué estoy enseñando y para qué sino que como como lo voy a enseñar.
Y eso, esa reducción, esa limitación epistemológica y política de la pedagogía, es parte de lo que produce la crisis.
Y lo segundo, dentro de este diagnóstico que nosotros tenemos, es que como no hay reflexión pedagógica, y eso viene dado por un currículum externo que lo hacen los expertos en currículum, en Chile para peor ese currículum dado que no reflexiona el profesor queda convertido en un estándar, vale decir, en una construcción de alta especificación al más mínimo detalle. Un gran y largo listado de contenidos y habilidades codificadas como objetivos. ¿Y qué hace ese estándar? Separa nuevamente la dimensión como del ideario de la dimensión de la prescripción de los logros.
Entonces, todos los planteamientos potentes sobre el tipo de sujeto, la interculturalidad, el pensamiento crítico y otras están en todos los documentos de la política pública y en todos los documentos curriculares, pero en la parte introductoria. Y luego, a renglón seguido, en la parte prescriptiva de los documentos, donde están los objetivos, desaparece ese discurso y vamos enseñando potencias, ecuaciones, partes de la célula, tipos de texto, etc., y por lo tanto el profesor se transforma en un implementador de un currículum académico completamente descontextualizado y completamente desconectado del ideario educativo y del ideario social.
Ante ese escenario, nosotros dijimos que es necesario que los profesores recuperen la reflexión curricular, porque es estratégica en la construcción de un contexto de pedagogía más complejo y más amplio y es estratégico en como los profesores pueden dialogar con sus propias realidades.
En el fondo, la nuclearización es una herramienta que le permite al profesor interpretar y re-elaborar el currículum oficial. Entonces, le devuelve la soberanía político-curricular a los profesores y por eso es que a ellos mismos les hace tanto sentido, porque los saca de las variables de la crisis de paradigma en la que estamos.
¿Tiene sentido retomar una propuesta que fue hecha en un contexto de pandemia, de clases a distancia? ¿Por qué retomar una propuesta que fue en hecha en un contexto de educación en emergencia, ahora en un momento de las escuelas quieren superar eso y quieren retornar a una suerte de normalidad?
Porque la propuesta de nuclearización curricular no tiene nada que ver con la pandemia. La propuesta de nuclearización curricular tiene que ver con la crisis de paradigma anterior a la pandemia y lo que pasa con la pandemia son dos cosas. Por un lado la pandemia lo que hace es radicalizar la crisis, extremarla, extremar la crisis del currículum sin sentido, descontextualizado, academicista, que no se hace cargo de los problemas socioemocionales.
Y por otro lado, la segunda cosa que produce la pandemia y por eso, pese a que venía de antes la propuesta de nuclearización, pero como que se instala desde allí con fuerza, es porque genera la ventana de posibilidad, porque ya nadie comenzó a controlar la cobertura curricular, porque este paradigma funciona solo en la medida que yo vigilo el estándar y el cumplimiento del estándar curricular.
Ese cumplimiento del estándar se llama control de cobertura curricular, que es garantizar que todos los profesores pasen la mayor cantidad de objetivos de aprendizaje posibles porque el aprendizaje, entendido de la forma errónea en que lo entiende el sistema, está codificado en esos objetivos y en el control de esos objetivos.
Entonces, como se cayó toda la regularidad del funcionamiento del sistema, ya nadie siguió controlando el aprendizaje. Es más, se hizo un recorte, llamado Priorización 1.0, que recortó incluso más de la mitad del currículum y por lo tanto dejó el espacio para que los profesores pudieran inventar, crear, sin quererlo necesariamente, sino que era producto de la urgencia. Y como ya no estaba esa presión que todo el sistema, por distintos mecanismos que serían más largos de explicar, coloca sobre los profesores para el control de cobertura, entonces ese es el minuto en que la propuesta de nuclearización curricular adquiere relevancia, tiene importancia, se sistematiza y se muestra públicamente a través del Colegio de Profesoras y Profesores.
Pero la propuesta no tiene que ver con la pandemia, por eso cuando se publica originalmente se dice para la pandemia y para más allá de la pandemia. Porque en realidad la pandemia no inventó la crisis, la pandemia lo que hizo fue radicalizar las evidencias de esa crisis que es muy anterior.
¿O sea que de alguna manera la pandemia también tuvo el efecto de abrir una ventana de oportunidad para que los profesores pudieran avanzar con esta propuesta?
Claro, tuvo una ventana de oportunidad porque ya nadie te estaba controlando la cobertura, entonces los profesores podían hacer muchas otras cosas y pudimos entrar a las escuelas a decir «profes: ¿hagamos esto? Ya, sí, hagámoslo». Antes te decían «no, está bonito, pero yo a esa hora tengo que pasar tales objetivos y tales contenidos». La pandemia fue una ventana de oportunidad y la propuesta de nuclearización curricular no es para responder específicamente a la pandemia. Servía para responder a la pandemia, pero la trascendía.
En el texto aparece la mención de que esto se publicó originalmente desde el Departamento de Educación del Colegio de Profesoras y Profesores. ¿Tiene alguna relevancia ese vínculo con el gremio docente, que la primera formalización de esta propuesta haya sido desde el Magisterio?
Sí, tiene relevancia. Yo diría una relevancia estratégica, más allá de los avatares de los gremios en general y del Colegio de Profesores en particular, en que quienes trabajamos allí, quienes nos incorporamos a trabajar, teníamos una convicción de que el Colegio de Profesoras y Profesores no solo tiene que ser un actor gremial sino que tiene que ser un actor educativo, vale decir, un espacio capaz de reflexionar desde el punto de vista pedagógico-educativo, construir propuestas, impulsar políticas a nivel pedagógico-educativo, no solo los derechos gremiales, que también lo tiene que hacer y es parte de su obligación y obviamente su rol basal, pero no se puede quedar en eso.
Y hubo una cierta convicción que se generó en el Colegio en ese minuto, de la importancia de lo pedagógico, por lo tanto el potenciar el Departamento de Educación, por un lado, y el admitir la sistematización de esta propuesta y su divulgación, por otro, tiene que ver con esa mirada. Y hubo coincidencia en el Directorio Nacional y en quien se hizo cargo del Departamento de Educación en ese minuto; y en el equipo de profesionales y docentes que estaba en el Departamento de Educación hubo conciencia y sensibilidad de la importancia de este tema.
Donde hubo menor sensibilidad fue en las estructuras intermedias del Colegio de Profesores, pero a nivel del Directorio Nacional hubo consciencia de que esto era importante, y eso le dio una relevancia enorme y posicionó al Colegio como un actor legítimo en la discusión pedagógica, profesional, académica y no simplemente como un gremio más que se sienta a la mesa a negociar sus condiciones. Y eso fue muy importante y yo creo que es una línea estratégica que el Colegio de Profesores nunca debiera perder.
El Cuadernillo Nº1: fundamentos, orientaciones y ejemplos de nuclearización curricular puede descargarse directamente desde la web del Centro de Experimentación Pedagógica de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación en el siguiente enlace: https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLScLxOivsCxgwx3wLzbE1CHfAPAf_9iY-Z_iwOR2B83Vq4AYlw/viewform
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