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Opinión del presidente del Colegio de Profesores, Jaime Gajardo, sobre la aplicación de la Prueba Inicia a los egresados de pedagogía.

Sr. Director:

El proceso de tramitación en la Cámara de Diputados del proyecto que crea un Sistema de Desarrollo Profesional Docente dio un paso importante al entender que, para mejorar la educación, tanto en su formación inicial como en la trayectoria de nuestros docentes, se requiere principalmente entregar apoyos necesarios que permitan a profesoras y profesores realizar su labor y ejercicio profesional adecuado a las necesidades presentes en las aulas chilenas. Existe un consenso nacional respecto de estos temas. Hubo encuentros de toda índole, de amplia participación, convocados por el Colegio de Profesores, el Mineduc, la iniciativa Plan Maestro, entre otras instancias ampliamente representativas del mundo educativo: en todos estos se desestimó la existencia de una prueba habilitante para ejercer la profesión.

La legitimidad de estos encuentros y procesos actualmente está siendo cuestionada por algunas personalidades académicas y premios nacionales en una carta enviada a este medio, quienes establecen la necesidad de restablecer la denominada Prueba Inicia, dado que representaría una herramienta de medición que permitiría establecer determinados estándares de ingreso a la Carrera Docente.

De acuerdo con esto último, el Colegio de Profesores insiste en que este tipo de instrumentos de habilitación del ejercicio y profesión docente terminarían desresponsabilizando a las instituciones de educación superior y poniendo sobre los hombros de los estudiantes, egresados y sus familias las consecuencias de una mala formación inicial docente.

El mismo Consejo de Decanos de Pedagogía del CRUCh ha planteado lo negativo que puede ser una prueba habilitante para el sistema, pues se tendería a homogeneizar las instituciones, desincentivando la particularidad y riqueza territorial, cultural y social que debiese imprimirse en la enseñanza de la pedagogía. Pretender mantener la lógica de la presión por sobre los apoyos es pan para hoy y hambre para mañana. Este tipo de instrumentos de corto plazo, lejos de abordar el real problema de la formación inicial docente en Chile -a saber, su absoluta desregulación, mercantilización y las consecuencias que de ello devienen-, vendría a establecer rankings hipotéticos sobre mejores o peores egresados sin siquiera conocer o dar garantías de su desempeño en las aulas.

El mejoramiento del sistema educacional no puede basarse en la responsabilidad individual de los estudiantes de pedagogía por sobre el resto del sistema, tal como lo han insinuado dichos académicos. Es necesario fortalecer el sistema de acreditación, elevar los estándares y desarrollar programas de apoyo a las escuelas de pedagogía en vínculo con los territorios donde se emplazan. Los instrumentos para evaluar este proceso deben entenderse y confeccionarse como herramientas de diagnóstico que retroalimenten a los profesionales de la educación y a las instituciones formadoras de docentes, atendiendo al aspecto formativo y eminentemente colaborativo del ejercicio de la profesión.   

Jaime Gajardo Orellana

Presidente del Colegio de Profesores de Chile A.G.

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