El cierre de un año siempre da pie para evaluaciones del ciclo que se cumple. En Educación, lamentablemente dicha evaluación está lejos de ser satisfactoria, porque básicamente se trató de un período en el que seguimos a la espera.
Sintetizando al extremo, este 2022 diversos actores educativos planteamos una serie de problemáticas urgentes en el sistema educativo que solo pueden ser abordadas por una gestión gubernamental rápida y decidida. Entre ellas se cuentan las graves deficiencias de infraestructura en escuelas y liceos del país; las dificultades de convivencia escolar; las severas cifras de exclusión y deserción de estudiantes; y las grandes deudas que sufren las y los trabajadores de la educación.
Sobre la infraestructura, desde Marzo de 2022 que planteamos la urgencia de un plan robusto que le hiciera frente a la situación de escuelas cerradas por casi dos años por la pandemia. Documentamos casos de estudiantes en salas sin ventanas, incluso. Recién a fines de este año el MINEDUC anunció un Plan al respecto y está empezando a transferir los dineros. De las obras concretas, esperamos noticias para los próximos meses, recién.
Los problemas de convivencia escolar surgieron casi con el inicio mismo de las clases. Desde el año pasado que advertíamos, desde el Colegio de Profesoras y Profesores, de la necesidad de una vuelta a clases que se hiciera cargo de dos años de educación a distancia y que, por lo tanto, priorizara la contención y el trabajo socioemocional. Aquello no sucedió al principio, se sucedieron hechos de connotación pública nacional, y solo después de eso se avanzó en algunos programas, pero de forma parcial y fragmentada. El cuidado de la salud mental en escuelas y liceos sigue al debe en nuestro país.
Las cifras de exclusión escolar, los datos de miles y miles de estudiantes que salieron del sistema educativo, golpearon a la sociedad en la segunda mitad del año. Todos coincidimos en la gravedad de la situación y la urgencia de enfrentarla, pero no sucede nada concreto al respecto. La única noticia en relación a esta gravísima realidad proviene del Congreso, donde se reactivó por iniciativa parlamentaria un proyecto de ley de subvención de reingreso, que lleva más de un año de tramitación y cuya publicación como norma legal es incierta aún.
Y en lo que tiene que ver con las eternas deudas hacia las y los trabajadores de la educación, hacia quienes sostienen día a día el sistema escolar, las noticias no son tanto mejores. La Deuda Histórica, el agobio, la discriminación salarial a profesoras diferenciales, la Doble Evaluación Docente, son agendas urgentes que no tienen respuesta concreta, aún, y solo han recibido declaraciones de buenas intenciones y ánimos de solución, pero sin proyectos de ley presentados, decretos publicados o medidas concretas al respecto.
La única Ley aprobada por el Ministerio de Educación este año en el Congreso Nacional este año fue la Ley Miscelánea de Educación 2022, tramitada completamente apenas 10 días antes del fin de año y con una fuerte presión de los gremios y organizaciones educativas de por medio. Efectivamente aquella ley es un avance en varias temáticas, pero por su naturaleza se trata de avances valiosos, pero puntuales, específicos, distantes aún de los cambios estructurales que la educación necesita.
En definitiva, este 2022 que se cierra con solo una ley de educación aprobada en todo el año y con una amplísima agenda de deudas pendientes, solo puede ser evaluado, lamentablemente, como un año en que la Educación siguió a la espera.
Puedes revisar la columna aquí: https://www.biobiochile.cl/noticias/opinion/tu-voz/2022/12/27/2022-la-educacion-siguio-a-la-espera.shtml
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