CAMPAMENTOS EN CHILE: COMBATIENDO LA SEGREGACIÓN SOCIAL A TRAVÉS DE LA EDUCACIÓN
Más de 54 mil niños, niñas y adolescentes (NNA) en Chile viven en campamentos, quienes en plena pandemia se vieron enfrentados a un difícil reto: seguir con sus estudios a través de clases remotas haciéndole frente a la precariedad, la falta de conectividad y al desinterés del Ministro de Educación de la época, Raúl Figueroa, de inyectar recursos para democratizar el acceso a la infraestructura tecnológica necesaria para continuar con sus procesos de aprendizajes. Bajo ese contexto, profesoras y profesores, de profundo compromiso y convicción, levantaron en el Campamento Altamira de Antofagasta, la Escuelita Rebelde Chepuja, que hoy emerge como referente de inclusión y resistencia.
APRENDIZAJE ACORDE AL CONTEXTO SOCIAL
El primer cuestionamiento que surgió entre las y los impulsores de este espacio fue ¿Porqué el currículum nacional posee objetivos de aprendizaje que no se proyectan en la vida cotidiana de los NNA?; pues según como lo señaló al Diario de la UChile Karen Vergara, directora académica de la Escuelita: «No todos van a usar algoritmos para su vida futura, entonces eso genera una desmotivación que hace que los chiquillos deserten y prefieran salir a trabajar».
De acuerdo al Catastro Nacional de Campamentos 2022 del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, el 36% de estas viviendas está constituido por migrantes, el 48% de las personas está bajo la línea de la pobreza y un 25% bajo la línea de la pobreza extrema. En ese contexto, el principal objetivo de la Escuelita es ser capaces de construir un proyecto de vida, sin que éste sea determinado por las normas de la oferta y la demanda y el libre consumo, sino que los estudiantes en su proceso formativo sepan que hay otras jerarquías donde pueden ser altamente valorados.
Experiencia que según el Departamento de Educación y Perfeccionamiento del Colegio de Profesoras y Profesores de Chile se acerca a su propuesta de Nuclearización Curricular, cuyo objetivo es que la educación debe contribuir a que las/os estudiantes comprendan el mundo, construyan su visión sobre éste, y desarrollen su proyecto de vida. Del mismo modo, reivindica la pedagogía como praxis transformadora, productora de conocimiento, y a las y los docentes, como agentes de cambio.
Agentes de cambio que en la Escuelita Rebelde Chipuja seguirán trabajando en tres áreas fundamentales: proceso de escolarizazión, que contempla de los tres hasta los siete u ocho años; sala multigrado donde se trabaja con niños de diferentes edades sobre distintos temas y variando el nivel de profundidad; y por último, reforzamiento escolar, trabajo personalizado donde se apoya al estudiante con aquellas tareas o asignaturas en las que tiene mayores dificultades, incluso los días domingos. Labor pedagógica que hasta ahora es voluntaria y que según el Magisterio es un llamado de atención para el actual Ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, quien aún no presenta una política pública concreta para hacerle frente a la deserción escolar descansando sus objetivos en el compromiso inclaudicable de los profesores.
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