Panel «Educación estandarizada versus educación integral» abrió la puerta a la reflexión sobre las formas de evaluación y el sentido de la enseñanza escolar. Panelistas propusieron sistemas evaluativos alternativos al control estatal centralizado, como el SIMCE, la PSU y la Evaluación Docente, y por tanto, aspiran como camino alternativo a una pedagogía consciente de las emociones y del cambio social acelerado y un nuevo paradigma educativo que se aleje del concepto de «calidad» y busque, por el contrario, la libertad, solidaridad, la creatividad y la felicidad en los estudiantes.
«Pareciera que hoy día estamos experimentando una crisis paradigmática, que ha ocurrido antes en la historia de la Evaluación», afirmó Teresa Flórez, Doctora en Educación y académica de la Universidad de Chile. «La idea es tratar de anticipar cuál sería el paradigma que viene en Evaluación», planteó Flórez. La académica desarrolló una presentación sobre la evaluación estandarizada, sus orígenes, desarrollo, los actuales cuestionamientos que se le hacen y los cambios posibles para construir una nueva forma de evaluación educativa.
Por su parte, el filósofo y sociólogo de la educación Juan Casassus profundizó en la complejidad y multidimensionalidad de la sociedad contemporánea y la distorsión que provocan los sistemas evaluativos educacionales estandarizados, que intentan simplificar y controlar un proceso profundo y multicausal. Así, propuso una educación basada en la experiencia humana y en el mundo de la emoción, del valor, de la intuición: «todo aquello que hace que la vida valga la pena ser vivida», sintetizó Casassus.
A su turno, Felipe Hevia, Doctor en Antropología, abordó los riesgos y efectos negativos de las evaluaciones estandarizadas en Chile, México y otros países de Latinoamérica. «Estrechar la distancia entre evaluación y mejora educativa es un elemento central. Por eso es tan importante pensar en nuevos paradigmas de complementación entre evaluación estandarizada con evaluaciones formativas, de aprendizajes, que permitan realmente poner a trabajar la evaluación para lo que es, que es para mejorar», propuso.
Finalmente, el Presidente del Colegio de Profesores y Magíster en Educación Mario Aguilar, cuestionó el uso del concepto de «calidad» en educación y denunció su origen en la actividad empresarial y del management y su posterior imposición en los procesos de aprendizaje. «Se requiere una nueva conceptualización de calidad en educación, la que deberá dar cuenta de los fines de esta, la complejidad que implican estos fines y la integralidad de aspectos que deben abarcar. Yo digo que la gran finalidad de la educación es una, principal y central: formar buenas personas. Todo lo que venga después debe referirse a aquello, y buenas personas son personas libres, creativas, solidarias y felices», concluyó Aguilar.
La Escuela de Verano del Magisterio se extenderá hasta el jueves 10 de enero y contempla en su último día una conferencia magistral del destacado pedagogo español José Gimeno Sacristán.
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