Las profesoras de Chile, al igual que el conjunto de las mujeres del país, sufren las consecuencias del machismo, la discriminación y la violencia de género. Por ello, el gremio docente en pleno se sumará a la Huelga General Feminista del 8 de Marzo próximo, por acuerdo de la Asamblea Nacional del Colegio de Profesores.
Una demanda central de la movilización del 8 de marzo tiene que ver con la doble jornada: además de las labores propias de su trabajo, la inmensa mayoría de las mujeres trabajadoras realiza también tareas de cuidado en sus hogares. Esas tareas demandan tiempo, energía, recursos e implican responsabilidades severas, sin embargo no son reconocidas como trabajo y son culturalmente entregadas a las mujeres. La mejoría de esta situación requiere el reconocimiento salarial, previsional y de cobertura de salud de las labores de cuidado, y su realización compartida por toda la familia, no solo por las mujeres.
Por otro lado, la violencia de género es un fenómeno grave que afecta la integridad y la propia vida de las mujeres, sean profesoras, estudiantes o apoderadas. Por ello, la Huelga General Feminista exige la superación de la violencia de género y, en particular, el término de las agresiones que han sufrido las profesoras en diversas escuelas del país, demanda que el Colegio de Profesores ha impulsado activamente en la Mesa Negociadora con el MINEDUC y en diversas leyes en tramitación en el Congreso.
A su vez, el gremio docente demanda el término de la discriminación profesional y de la sub-representación de las maestras en las escuelas, en el Estado y en la sociedad, lo que se expresa en situaciones tan concretas como la menor cantidad de directoras de escuela que hay en Chile, en relación con los directores hombres, pese a que la profesión docente es ejercida en un 70% por mujeres. Algo que también pasa en el propio Colegio de Profesores, donde se busca un mayor protagonismo de las maestras en su propia organización. En esa línea, se aprobó la cuota de género en la reciente reforma estatutaria del gremio docente.
Finalmente, la demanda que engloba todas las anteriores es el desarrollo de una educación no sexista: una educación que erradica toda forma de discriminación basada en la creencia de que a cada sexo le corresponden, por esencia, ciertas competencias, valoraciones y habilidades, lo que redunda en la invisibilización de la mujer en la sociedad. Ese desafío implica demandas al Estado, modificaciones curriculares, y el desarrollo de nuevas prácticas desde el mismo mundo docente. Por todo ello, el Colegio de Profesores participa de la Huelga General Feminista del 8 de marzo.
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